No confundamos todo esto, asegurando que la naturaleza es del todo amigable, cometería un gravísimo error, pues para la preservación de las especies, es necesario que vivan algunas mientras otras no.
De esta manera, hablaré sobre un
caso muy interesante, pues es de conocer la dimensión de los parásitos, seres que viven a costillas
de otros causando un gran daño en el individuo donde habitan, para que de esta
manera puedan asegurar su preservación.
Y así nombraremos al Paragordius
tricuspidatus, como uno de
los parásitos tan despiadados que ha habitado está tierra, debido a su carácter
“manipulador”, literalmente, pues, controla
a su conveniencia el actuar de grillos o
langostas, debido a que en su etapa larval, que por cierto, posee
dimensiones microscópicas, por el
agua, son ingeridos frecuentemente por accidente, alojándose en las entrañas de
estos animales.
De esta manera el grillo la
incuba hasta alcanzar su madurez y de esta manera, este intruso, controla al
animal para que se suicide, lanzándose
al agua, y así, de esta manera, el gusano salga del cuerpo para buscar a una
pareja para reproducirse repitiendo nuevamente el ciclo.
Investigadores concluyen que este
proceso de convertir al grillo o a la langosta, como verdaderos zombies, lo realizan gracias a la
fabricación de ciertas proteínas, que
favorecen el control de este animal.
Espeluznante, pero cierto.
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